
‘La Casa de Papel’, desde el prime time de Antena 3 hasta Netflix, un antes y un después en nuestra industria audiovisual como su gran legado
No hay un contexto más justificado para utilizar la expresión “un antes y un después” que con ‘La Casa de Papel’. Qué conste que soy un anti de esta expresión porque se ha usado tanto con tantas series que ya perdió su significado. Sin embargo, quien lleva mucho tiempo escribiendo de televisión y de ficciones televisivas estará de acuerdo conmigo que la creación de Alex Pina y el equipo de Vancouver Media ha sido un antes y un después en nuestra industria seriéfila. Algunos no lo comprenderán, pero estos ladrones ataviados con trajes rojos y máscaras con el rostro de Salvador Dalí han cambiado nuestra industria.
Lo que una vez empezó en el prime time de Antena 3, explotó en Netflix y que terminó por poner a España en el epicentro audiovisual. Nunca una serie española llenó tantas hojas de papel y digital a nivel internacional. El legado de ‘La Casa de Papel’ ha sido demostrar que la industria seriéfila española es capaz de hacer productos sumamente atractivos y de proyección más allá de nuestras fronteras. Sobre todo, conseguir destacar en un mapa global con centenares y centenares de nuevas series cada año.

Formar parte de la conversación global
Quizá siempre haya que estar agradecidos a esta serie por lo anteriormente citado. Más allá de gustos, errores y aciertos… contigo empezó todo. Qué opinaría ahora Alex Pina si leyera sus declaraciones de 2017 cuando manifestó que ‘La Casa de Papel’ no era “una serie pensada para arrasar en audiencias”, publicado en Bluper. El robo a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre se fue desinflando con el paso de los capítulos y cerró con una pérdida de unos dos millones de espectadores en su final. Qué producción seriéfila emitida en abierto, en la actualidad, firmaría por un inicio de unos 4 millones de espectadores y cerrar con una audiencia de 2,3 millones. Os lo digo yo, muchas.
Se ha dicho todo sobre ‘La Casa de Papel’, pero, lo más relevante será como ha conectado con la audiencia a nivel global. Trascender más allá de su propia historia. Conseguir transformarse en una serie evento en un mundo actual con una audiencia hiperfragmentada y gran cantidad de producciones anuales. Estar en la conversación global, nacional, local y cotidiana de millones de personas -más allá del propio fenómeno fan-. Muy pocas series pueden presumir de esto y, quizá, esto sea uno de sus mayores logros.

Talento y calidad delante y detrás
‘La Casa de Papel’ consiguió en 2018 el primer Emmy Internacional para la industria seriéfila española; eso sí, sin contar el conseguido por el mediometraje ‘La cabina’ en los setenta. Un reconocimiento conseguido meses después de su renovación en exclusiva por Netflix. La serie se iría lejos del prime time de Atresmedia para recoger los frutos de su éxito desde la llegada a la plataforma. Una historia de nicho, es decir, no concebida para arrasar en audiencias, trascendió al convertirse parte del imaginario audiovisual-cultura planetario.
La clave de ‘La Casa de Papel’ ha sido demostrar que nuestra industria puede competir de tú a tú. Que con poco se hace mucho y muy bien en España. Que hay gran calidad y talento detrás y delante de las cámaras. Incluso, que más allá de gustos y críticas negativas y positivas sobre ‘La Casa de Papel’… será un antes y un después en la industria audiovisual española. Y si alguien no quiere ver esto, como dice el dicho, o hay peor ciego que el que no quiere ver.
Esto no va de hacer una crítica positiva o negativa sobre los errores y aciertos de ‘La Casa de Papel’… esto va de reconocer que la serie ha marcado un hito en nuestra industria audiovisual. Nunca unos ladrones hicieron tanto por nosotros…