El actor José Sacristán ha sido galardonado con el premio Nacional de Cinematografía del Ministerio de Cultura, que se le entregará en la próxima edición del festival de cine de San Sebastián
Posiblemente, José Sacristán sea uno de los rostros más completos del cine español: cine, televisión, teatro, todo tipo de papeles, trabajos como director o incluso monólogos, son solo algunos de los trabajos que conforman una de las carreras más exitosas del panorama cultural español. A sus 83 años, el actor ha confesado recientemente, no querer jubilarse. De hecho, ahora mismo, el actor se encuentra en Segovia rodando la nueva película de Fernando Colomo: ‘Cuidado con lo que deseas’
Soñaba con ser uno de esos actores que lucían los carteles de los cines
Nacido en la localidad madrileña de Chinchón en 1937, abandonó sus estudios de formación profesional para ponerse a trabajar como mecánico. Mientras paseaba por Madrid, recuerda observar con detenimiento los carteles de las salas de cine, soñando algún día con convertirse en uno de esos exitosos actores. Durante su estancia en Melilla, mientras cumplía el servicio militar, se dio cuenta de que lo suyo era la interpretación. Comienza como aficionado hasta lograr convertirse en profesional. Una de sus primeras obras de teatro fue ‘Los ojos que vieron la muerte’ de Agatha Christie. Medio que, desde entonces, nunca ha abandonado. Ha interpretado desde musicales (‘El hombre de la mancha’ o ‘My fair Lady’) a obras clásicas de Shakespeare, Cervantes o Delibes.
Su debut en el cine se produjo en 1965, de la mano de Fernando Palacios en ‘La gran familia y uno más’ (la secuela de ‘La gran familia’). A partir de ahí, logró convertirse en uno de los rostros fundamentales de la mítica comedia española de los años 60 y 70. Apareció en algunas de las películas clásicas de esa época: ‘Sor Citroën’, ‘Cómo está el servicio’, ‘La tonta del bote’ o ‘¡Vente a Alemania, Pepe!’ entre muchas otras.
Actor comprometido y constante que quiso cambiar las cosas
Escasos años antes de la muerte de Franco, una España valiente empezaba a comprometerse. A través del cine, comenzaba a criticar la sociedad en la que se encontraban. Sacristán fue una de esas personas comprometidas que quiso cambiar las cosas. Eso le permitió poder interpretar personajes más complejos e intensos que aquellos humorísticos de la clásica comedia española. De la mano de Roberto Bodegas, comenzó a seguir esa senda reivindicativa y participó en tres películas muy decisivas en aquel momento: ‘Españolas en Paris’, ‘Vida conyugal sana’ y ‘Los nuevos españoles’.
Después de la muerte de Franco, comienza la Transición. José Sacristán no paró de hacer cine. En 1976 protagonizó ‘Las largas vacaciones del 36’, una película no solo decisiva en su carrera, sino también para la historia de España, puesto que se trata de la primera película española que hablaba de la Guerra Civil sin fines comerciales. Con Concha Velasco, Francisco Rabal o Ángela Molina, la película dirigida por Jaime Camino consiguió el premio de la Crítica en el festival de Berlín. Tras ella, en 1977, llegaría ‘Asignatura pendiente’ y ‘Solos en la madrugada’, ambas de José Luis Garci.
Sin duda, uno de los papeles clave en su filmografía fue ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’ de Pedro Olea. En la Barcelona de los años 20, Lluís, un abogado miembro de la burguesía catalana trabajaba por las noches como cantante transformista en un cabaré, bajo el nombre artístico de “Flor de Otoño”. Por dicho papel obtuvo la Concha de Plata en el festival de San Sebastián.
La consagración de José Sacristán en los 80: de Berlanga a Fernán Gómez
Los años 80 terminaron de llevar aún más a la cima a José Sacristán. En dicha década, tras protagonizar ‘El divorcio que viene’, de Pedro Marsó; interviene en ‘La colmena’ de Mario Camus y en ‘Estoy en crisis’, la quinta película de Fernando Colomo. En dicha época, también salta al rol de director y guionista en las tres películas, que, de momento, ha dirigido: ‘Soldados de plomo’, ‘Cara de acelga’ y ‘Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?’.
Otro de los puntos de inflexión en su carrera se produce en el año 1985, cuando Luis García Berlanga le reclama para una de sus películas estrella: ‘La vaquilla’. Otra película, carismática tanto en la historia del cine español, como en la filmografía del madrileño es ‘El viaje a ninguna parte’ de 1986. Dirigida por Fernando Fernán Gómez y primera ganadora del premio Goya a la mejor película, muchos críticos destacan el personaje de Sacristán en esta película como su mejor interpretación.
El ejemplo de José Sacristán: la estabilidad clave que todo actor necesita
Bien entrada la década de los noventa, Sacristán ralentiza su carrera en el cine: trabajos varios en televisión y en teatro impiden que el actor pueda seguir participando en los papeles cinematográficos que sigue recibiendo. No obstante, como nunca ha querido jubilarse ni decir que no, José Sacristán ha seguido al pie del cañón. Participa en alguna película de José Luis García Sánchez: ‘El vuelo de la paloma’ y ‘La marcha verde’ o en ‘Pájaro de la felicidad’ de Pilar Miró; mientras compagina series como ‘Quién da a la vez’ o ‘Éste es mi barrio’ (ambas en Antena 3); y diversas obras de teatro.
Destacando lo más reciente, la frescura y el tesón que siempre mantiene José Sacristán ha hecho posible su acercamiento con la nueva generación de cineastas que todavía se siguen acordando de él. Participó en películas de Manuel Gómez Pereira (‘Cosas que hacen que la vida valga la pena’), David Trueba (‘Madrid, 1987’), Carlos Vermut (‘Magical Girl’) o Javier Rebollo (‘El muerto y el feliz’), película por la que obtuvo su primer premio Goya. En televisión también ha seguido formando parte de los repartos que le reclamaban. Le hemos podido ver en series como ‘Velvet’, ‘Tiempos de guerra’, ‘Velvet Colección’ o ‘Alta mar’ en Netflix.
Esto solo es parte de la filmografía cinematográfica y televisiva (en lo teatral por supuesto, ni entramos debido al espacio) de José Sacristán. Un actor que sigue en activo y que desde que empezó, allá por lo años 60, no ha parado de trabajar. Gracias a que ha sabido renovarse, reinventarse y mantenerse, tres cosas vitales para esta profesión. Su permanencia en la industria es clara y su trabajo más que visible. No hay otra forma de dirigirse a José o Pepe Sacristán que trabajador (cuestión por la que se le otorga el premio Nacional de Cinematografía).
