Anna Paquin se arremanga para solucionar, a cualquier precio, las sórdidas situaciones en las que se encuentran sus clientes en ‘Flack’, que aterriza en Cosmo el próximo martes 19 de noviembre
*Esta crítica se ha escrito tras ver el primer capítulo de ‘Flack’, disponible en Cosmo a partir del 19 de noviembre
«Los trapos sucios se lavan en casa», reza el dicho, pero hay quienes necesitan una lavandería, alguien que les hace el trabajo sucio. Esa es la tarea de Robyn (Anna Paquin), una joven publicista americana experta en crisis de reputación, que trabaja como relaciones públicas, promocionando y protegiendo a sus clientes ante los medios. Drogas, adulterios, alcohol, escándalos públicos… Esas son las situaciones cotidianas que Robyn, junto a su descarada compañera Eve y la inocente becaria Melody, tiene que gestionar bajo la atenta mirada de su ególatra jefa Caroline. Sin embargo, la auténtica crisis es la de la propia Robyn, que bajo su seguro y contenido exterior, esconde el trauma del suicidio de su madre, una adicción a la cocaína, la falta de honestidad con su pareja y la ausencia de control sobre las riendas de su vida.
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| Melody (Rebecca Benson) y Eve (Lydia Wilson) (Fuente: Cosmo) |
El vertiginoso ritmo del primer episodio y la cruda presentación de la protagonista en los primeros minutos de duración despierta de manera instantánea el interés por esta serie creada por Oliver Lansley (Whites) y protagonizada y producida por Anna Paquin junto a su marido Stephen Moyer. El desarrollo de la trama y la información ofrecida sobre Robyn a través de los diálogos y su forma de enfrentarse a los acontecimientos dibujan un sólido personaje lleno de conflictos ocultos bajo un frío y sereno exterior. No obstante, el anhelo de ‘Flack‘ por conseguir una antiheroína digna de la era del streaming desemboca en el trauma desmedido y en un retrato hiperbólico del alma torturada que, en ocasiones, resulta poco creible o manido.
A pesar de que el firme fundamento de su protagonista y los misterios que la rodean son razones más que suficientes para que el espectador continue avanzando por los seis episodios que componen la temporada, el personaje interpretado por Paquin no es capaz de sostener por sí solo todo el andamiaje de la serie, que flaquea con evidencia en lo que respecta a los casos episódicos. Por tanto, y aunque ‘Flack’ cuenta con una más que digna carta de presentación, la premisa se aventura cortoplacista y la serie parece abocada a convertirse en una colección de situaciones rocambolescas, cada cual más excéntrica y exorbitante, con soluciones inverosímiles.
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| Robyn (Anna Paquin) gestionando una crisis (Fuente: Cosmo) |
Con todo, ‘Flack’ se atreve a poner sobre la mesa cuestiones de actualidad y relevancia como el feminismo y el movimiento #MeToo, la profesionalidad y la credibilidad, las cloacas de la fama, la dualidad moral en torno a la orientación sexual, las relaciones sentimentales o el sexo y desmontar algunos convencionalismos sociales. Es de agradecer que, al menos en primera instancia, la serie cuente con pretensiones más elevadas y no se limite a estancarse en un melodrama facil y simplón.
Anna Paquin resuelve con elegancia su papel en un producto demasiado estudiado y con un forzado carisma, pero que derrocha ritmo, humor negro y sensacionalismo. ‘Flack’ hará las delicias de quienes busquen el entretenimiento en un drama ligero y cargado de actualidad.
