«Film de temática fantástica que supone un espectáculo visual y que toma como referencia una de las fábulas más conocidas del Antiguo Testamento».
Darren Aronofsky es un director que siempre se ha caracterizado por llevar al límite a sus personajes, indagando en la moralidad y en su propio espíritu.
Ahora, se atreve con un film de características de «Blockbuster» pero sin llegar a perder su sello personal.
A partir de aquí puede que haya Spoilers de la película.
En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé, un hombre pacífico que sólo desea vivir tranquilo con su familia, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar a la creación del inminente diluvio. Todo comienza cuando, cada noche, Noé tiene el mismo sueño: las visiones de muerte provocada por el agua, seguidas de nueva vida en la Tierra.
Aunque se basa en uno de los relatos más conocidos de la Biblia, el director se ha tomado ciertas libertades a la hora de plasmarlo en pantalla, quedando como resultado un producto épico, fantasioso y afectivo. Consigue ante todo ser un film muy entretenido y dinámico. Parece que por momentos nos trasladen a una de esas tierras de fantasía salidas de la mente de Robert Jordan o el mismísimo Tolkien.
Darren Aronofsky lleva grabada siempre la frase «Una imagen vale más que mil palabras», y así lo deja ver a lo largo de la película, con una imagen y fotografía espectacular, llena de simbología y belleza. Un conjunto de colores muy resaltados, que combinan en armonía con una puesta en escena pujante y una banda sonora compuesta por Clint Mansell que dota de un aire de lindeza a todo el film. Unas características que se aprecian en la que, en mi opinión, es una de las mejores escenas del film: el relato del origen de la humanidad (una sucesión de imágenes muy cuidadas que suponen una auténtica belleza y que se quedarán en la memoria del espectador).
Según van pasando los minutos, en ciertos instantes se puede apreciar el sello personal del director, ya que la espiritualidad y el carácter psicológico está muy presente, donde se ahonda en los miedos y anhelos más antiguos del ser humano: ¿Dónde acaba la fe y comienza la exacerbación?, se quiere ante todo transmitir un mensaje.
Los efectos visuales están muy bien conseguidos, llegando a su plenitud en las escenas del Diluvio, transmitiendo una sensación muy asfixiante. Puede que su principal problema sea que el ritmo de la narración se disipe en algunos momentos puntuales debido a un guión que peca de desafinado.
Russel Crowe interpreta a Noé, un papel hecho a su medida, un clásico héroe que tiene un deber que cumplir. El actor está acostumbrado a este tipo de retos por lo que ya tiene numerosos recursos para este tipo de papeles. Nos ofrece una muy buena interpretación, presentándonos a un Noé mucho más humano de lo que en un principio podíamos llegar a imaginar, un hombre que también tiene su lado oscuro y contra el que debe luchar para no sucumbir.
Del resto de personajes los que más destacan son los de Jennifer Connelly y Emma Watson. La primera, aunque no tiene mucho peso en la mayor parte del film, logra con unas pocas escenas despuntar y emocionar. Emma Watson consigue una interpretación bastante madura, un papel decisivo que la actriz consigue sacar toda una serie de posibilidades.
Anthony Hopkins tiene un papel anecdótico pero decisivo, un cameo correcto pero que supone un agradecimiento ver siempre a este actor. Logan Lerman y Douglas Booth no consiguen llegar al nivel del resto de actores, quedándose en un mero correcto trabajo. Ray Winstone es la antítesis de Noé, un papel que pretende representar la ambición y la codicia de la humanidad, unas características que están llevadas al límite para dejar clara la dualidad del bien y del mal en la película. Es por eso, que este personaje puede llegar a ser desmensurado e irrisorio.
Así pues concluyendo, Aronofsky le ha dado la vuelta a una historia por todos conocida, dotándola de carácter y personalidad. Con un cuidado estilo visual e impregnada de un mensaje filosófico con los que el director nos tiene acostumbrados, no conociendo el límite a la hora de plasmarlo en sus trabajos. Un film a parte iguales entre el «Blockbuster» y el relato metafísico.
Lo mejor: estilo visual impactante, Russel Crowe, Banda Sonora, escenas muy bellas, el relato de la creación.
Lo peor: algunos personajes son prescindibles, le sobra algo de metraje, problemas de ritmo en ciertos momentos.
Calificación: 8/10