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Review Nashville 2×13- «It´s all wrong, but It´s all right»

O de cómo Juliette los tiene mejor puestos que el resto de personajes de Nashville juntos. Parecía claro que iba a ignorar las órdenes de Jeff de pedir disculpas públicas. Y efectivamente, así ha sido, aunque por supuesto, lo ha hecho a su manera.

Va a tener lugar la noche de su presentación en el Grand Ole Opry, y su llegada se produce entre gritos y abucheos (como no podía ser de otra forma, dada su situación). Juliette intenta relajarse en su camerino, donde recibe dos visitas: una de Deacon, que además de desearle suerte le viene a pedir que si quiere grabar un dueto con él para su disco (es la propuesta que le ha hecho la discográfica, que empiece con un disco de duetos aprovechando que conoce a muchos cantantes importantes. La idea no le hacía demasiada gracia desde el principio, y tras su conversación al final del capítulo con Avery veamos que hace, pero su idea es hacer otro tipo de disco bastante diferente) y otra de Maddie, con la que ha terminado desarrollando una relación de hermana mayor, más o menos.

Con todo preparado, Juliette sube al escenario, pasa del plan de Jeff, y tras, en pocas palabras, mandarles a la mierda a él y a toda la gente que está en su contra (y dar las gracias a los pocos que han estado a su lado, con Glenn a la cabeza. Por cierto, me ha extrañado que Emily no saliera en este episodio) canta la canción que ha compuesto con Avery, con un mensaje bastante claro en su letra: les va a hacer falta más que eso para hundirla. Grande Juliette (y grande Glenn cuando le dice a Jeff que si hubiera sabido lo que ella planeaba, le habría dicho que le señalara directamente y que se metiera el teleprompter por el culo). Su nuevo acto de rebeldía le trae la aprobación de Rayna (jamás lo admitirá, pero seguro que para Juliette ha significado bastante), pero también su despido fulminante de Edgehill. No obstante, Juliette vuelve a dejar a Jeff en evidencia cuando le dice que le verá en la cola del paro, pues haberse cargado a las dos artistas principales de la discográfica no ha sido la mejor elección. Zas en toda la boca. Grande Juliette de nuevo (y Hayden Panettiere ha vuelto a estar genial en este episodio, al igual que en el resto de la serie. Está chica siempre ha estado bastante denostada, pero aquí ha demostrado que sí que sabe actuar, y además bastante bien).

Eso sí, su victoria particular no quita que su situación actual sea, cuanto menos, bastante mala. Glenn lo intenta por todos los medios, pero ninguna discográfica va a querer contratarla, al menos por ahora (¿alguien ha dicho Highway 65? No creo que lo hagan tan inmediato, pero sería la opción más razonable. Y divertida). Pero al menos ya no se siente preocupada por ese tema. Y eso es gracias a una persona, la que propicia lo que podríamos llamar el “momento macarrones”. Juliette, tras prepararlos en su casa (pedazo de botes de kétchup que se gastan allí, por cierto), se planta en la puerta de Avery por tercera vez en cuatro capítulos para traerle la cena y decirle que lo único que necesita ahora mismo en su vida es a él. La escena me ha parecido forzada (y lo de los macarrones no le pega nada a Juliette, por favor) para el tiempo que llevaran preparando esto los guionistas. Como mínimo desde finales de la temporada anterior (aunque tampoco me extrañaría que desde el piloto) porque hasta ahora el tema lo han desarrollado bien. Veremos ahora cómo evoluciona su relación.

Rayna, que ya ha hecho oficial su relación con Luke Wheeler, acude a una carrera de la Nascar, donde Luke le ha preparado una sorpresa: aprovechando que es socio de una de las escuderías, ha llenado el coche del equipo con publicidad de ella y de Highway 65. Además, tiene la oportunidad de conocer a Sam Boone, el propietario de una cadena de grandes almacenes donde es muy importante colocar tu disco en sus estanterías, así que se pasa el capítulo haciéndole la pelota al hombre para conseguirlo. Al principio no lo logra, pero lo de Juliette da un giro a la situación. Los almacenes de Boone van a dejar de vender los discos de la joven cantante, y le ofrecen su sitio en las estanterías a Rayna, quien por principios no acepta, porque no es la forma de hacer las cosas que quiere para su discográfica. Veremos cómo le va, porque Jeff se ha enterado de la fecha en la que va a salir su disco y quiere sacar la artillería para evitar que funcione.

Gunnar, Will y Layla se han llevado la parte menos interesante del capítulo. La chica quiere empezar a componer, y claro, que mejor manera que aprovechar que su novio tiene un amigo compositor al que pedirle ayuda. No obstante, ella y Gunnar no terminan de conectar, y es que parece que el talento natural de Layla no es la composición, precisamente. No obstante, tras una conversación con Will, en la que se va que ambos tienen más en común de lo que parecía en un principio, decide seguir intentándolo, aunque tendrá que empezar desde lo más básico.

Liam va a ser el encargado de producir el disco de Scarlett, una combinación extraña cuanto menos. El hombre queda horrorizado ante la música de la joven, así que decide avanzar la situación con sus propios métodos: viendo que de la propia Scarlett no va a sacar nada en claro, se encierra con su diario para averiguarlo el mismo.  De ahí saca una canción que al parecer contiene una especie de «lado oscuro» de Scarlett que nunca hemos visto , y que está relacionado con su madre. La verdad es que poco más sabemos de Scarlett aparte de que Deacon es su tío y de que llegó a Nashville siguiendo a Avery, así que estaría bien que exploraran un poco este tema. Lo que ya no me convence tanto  es que nos intenten colar una trama de adicción, ya que Liam le dio a Scarlett unas pastillas que usa el para que pudiera aguantar toda la noche grabación, y parece que la chica les ha cogido el gusto.

Por último, Teddy y Tandy siguen a vueltas con Lamar, cada uno por sus propias razones. Teddy le ha contado a la novia de Deacon todas sus sospechas, pero sus intenciones sufren un fuerte revés cuando Tandy, asustada por lo que su padre pueda hacerle si declara en su contra, decide no testificar y aporta pruebas que anulan las que ella misma había presentado anteriormente para acusarle, por lo que el padre de Rayna sale de la cárcel. Veremos como continúa esto, pero lo que importa es que Nashville ha vuelto a marcarse otro buen capítulo.

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