
«… Casi toda mi vida he estado atrapado entre quien soy en verdad y cómo soy percibido, entre categorías y definición: no encajo. Solía pensar que eso era una maldición, pero ahora empiezo a ver que quizá sea una bendición… Porque cuando no encajas, te ves obligado a ver el mundo desde distintos ángulos y puntos de vista, ganas conocimiento, lecciones de vida, de gente y lugares dispares. Y esas lecciones, para bien o para mal, me han forjado».
— Malcolm
Esta frase
sacada de la mismísima Dope no es en absoluto un spoiler. En realidad es un resumen
de la historia.
La cinta
de Famuyiwa toma una premisa un tanto trillada: el chico geek (nerd), que, junto
a sus amigos acaba metido sin querer en un rollo de drogas (o cualquier otro desmadre) y necesita buscar la
manera de librarse. Os lo dije. Es algo
que hemos visto varias veces pero con certeza también digo que Dope pasa de todo y remueve
la superficie para escudriñar una historia más cruda (y realista) sobre lo difícil
que es para un adolescente encajar en una sociedad que le rodea pero a la que no
desea pertenecer.

Con una
dirección tan dinámica y energética, la película tiene la gracia de no aburrir en
ningún instante; es esa misma hiperactividad, también reflejada en una llamativa
fotografía y una vibrante banda sonora (con hip hop noventero) que hace muy fácil
el desarrollo de la historia. Sí, Dope puede ser la típica historia coming of age,
donde se vale de tópicos clichés como el amor platónico de la juventud, el
adolescente en busca de su lugar en el mundo pero todo esto expuesto en situaciones
más extremas que nos llevan a otros temas como el del ambiente de la violencia,
las drogas, las aspiraciones de un joven de estudiar en Harvard cuando se ha criado
en un ambiente humilde plegado de inseguridad, y sobre todo el tema de la discriminación racial (que cae
como anillo al dedo luego de los dos años tan polémicos que han vivido en Estados
Unidos sobre el mismo tema). Es, sin más una historia común, una historia real,
bordada con cierta ficción, humor, y muy buen rollo (ante todo positiva) lo que
podéis encontrar en Dope.
Una historia
bien escrita, fiel a su tono, divertida pero no gamberra; en algunos momentos funciona
muy bien como homenaje a la cultura de los noventa (que puede llegar a tocar a los
corazones sensibles que crecieron en la decada) gracias al vestuario de nuestros
protagonistas, la música que recurre todo el tiempo al hip hop y funk, o la tonalidad
en ciertos puntos de la película (que nos recuerda al cine de John Hughes); así
mismo nos presenta también a tres actores revelación que dan interpretaciones muy creíbles
en base a la naturalidad con la que tratan a sus personajes.
Dope es
en cierto punto conciencia social (americana y actual) delineada con trazos de comedia,
dinamismo y funk.


